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Pienso que el ajedrez es una metáfora de la vida, - me podría aventurar a causar polémica afirmando lo inverso: la vida es una metáfora del ajedrez-, y como metáfora, utilizamos paralelismos en ambos ámbitos. En el ajedrez existen palabras o frases que pasan a ser usadas en la cotidianidad, incluso se vuelven vox pópuli, como la palabra jaque.
Existen otras que sólo quienes practicamos el ajedrez las decimos, como peón aislado o gambito, y pese a su exclusividad, las utilizamos más allá de un tablero. Una de las palabras ajedrecísticas que aprecio y a la vez me aterra es zugzwang.
Zugzwang viene del alemán zug que es mover una pieza y zwang que se refiere a la obligación. Una partida está en zugzwang cuando a quien le toca tirar no tiene ninguna posibilidad de movimiento sino sólo para hacerse un mal. Es decir, es el movimiento obligado por el cual se pierde la partida o se queda en una desventaja desfavorable. Por ejemplo, consideraré la posición del diagrama de abajo. Si mueven blancas la única opción es desplazar el rey, lo que implicaría perder el peón, y a las pocas jugadas negras promocionarían su peón, por dama o torre y darían mate en unas cuantas más. Lo mismo si es turno de negras, su peón es capturado y pierden.
Ese es el zugzuwang, quien juega, pierde. O, dicho mejor: quien juga, haga lo que haga, pierde, y tiene que hacerlo.
En el plano de la vida, podemos decir que el “no hacer” implica también una acción, un movimiento. Hoy tengo que mover. Y cualquiera de las opciones a donde vaya, involucra, igual que en el ejemplo, la muerte de las esperanzas de promover en dama o torre. Haga lo que haga, he dado por perdida esta partida.
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