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Había en un vecindario un viejo de muy mal genio, gruñón y cascarrabias, que siempre se andaba peleando con todo el mundo. Un día alguien vio que en un rincón de su patio tenía un rosal, y, sorprendido, le dijo:
-No me lo imaginaba a usted capaz de cultivar unas lindas rosas.
Y el viejo respondió en tono agrio:
-Es que yo no las cultivo por las flores, sino por las espinas. |
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